jueves, 10 de enero de 2019

Todos quieren arte, pero nadie lo valora.


“El arte y el amor son lo mismo: es el proceso de verse en cosas que no son ustedes.”

Chuck Klosterman

La sensibilidad por el arte no es algo de lo que todo el mundo pueda presumir , pero qué pena cuando la gente se pasa de ignorante .

 Las personas tiene mucha cara y piden dibujos a ilustradores sin pensar en pagarles ni un duro , "pero si es un dibujo de nada, que más te da" , nadie piensa en remunerar el trabajo de un músico porque ni se les ocurre comprarse el disco, por no hablar de la gente que se queja de pagar 20-30€ por un concierto . ¿ Pagar por el cine ? Nah , mejor me espero a que la cuelguen en internet.
Todo esto crea una esfera de menosprecio a cualquier manera de expresión artística y es así que los artistas lo manifiestan cada vez más .

Gran parte del problema, en mi opinión, la tiene el sistema educativo. Es por ello que muchos jóvenes se avergüenzan de sus capacidades artísticas, o en los trabajos en grupo no aportan ideas ni son prácticos ... Para respaldarlo aportaré un extracto de un artículo  de La Vanguardia titulado : ¿ La escuela mata la creatividad ?

 “Si un maestro pide a un niño que dibuje un paisaje y el crío es muy original y pinta todo de negro, el profesor le rectifica; el profesor no está preparado para ser sorprendido y, habitualmente, no le gusta ser sorprendido; el profesor quiere que las respuestas en los ejercicios y en los exámenes se ajusten a lo que dice el libro o él ha explicado, y eso limita el potencial de los niños, los hace más torpes y menos inteligentes porque utilizan poco la imaginación, no se les deja ser creativos, y así pasa que, cuando salen de primaria, y aún más de secundaria, son menos creativos que cuando llegaron a la escuela”

Sir Ken Robinson, uno de los mayores expertos internacionales en el desarrollo de la creatividad y la innovación tiene muy claro por qué dejamos de ser creativos al crecer: “Los niños arriesgan, improvisan, no tienen miedo a equivocarse; y no es que equivocarse sea igual a creatividad, pero sí está claro que no puedes innovar si no estás dispuesto a equivocarte, y los adultos penalizamos el error, lo estigmatizamos en la escuela y en la educación, y así es como los niños se alejan de sus capacidades creativas”. 
No es el único que lo cree. Cada día son más las voces que advierten que el sistema educativo, la escuela, mata la creatividad. Entre ellas la de Petra María Pérez, catedrática de Teoría de la Educación y miembro del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universidad de Valencia. “Hay numerosas investigaciones que señalan que la creatividad de los niños decrece con los años de permanencia en el sistema educativo, de forma que la curiosidad y la búsqueda creativa da paso, con el tiempo, a comportamientos más rígidos, convergentes e inflexibles”, apunta. Y lo justifica: “En la escuela se enseña al niño a amoldarse a los patrones establecidos, a adoptar un pensamiento convergente en lugar de divergente; al profesor le interesa que los niños contesten lo que se espera acerca de determinados contenidos y que los estudiantes no se salgan de las rutas trazadas”.
En ello ahonda Fernando Alberca, profesor, formador de maestros y autor, entre otros libros, de Todos los niños pueden ser Einstein (Toro mítico). “Si un maestro pide a un niño que dibuje un paisaje y el crío es muy original y pinta todo de negro, el profesor le rectifica; el profesor no está preparado para ser sorprendido y, habitualmente, no le gusta ser sorprendido; el profesor quiere que las respuestas en los ejercicios y en los exámenes se ajusten a lo que dice el libro o él ha explicado, y eso limita el potencial de los niños, los hace más torpes y menos inteligentes porque utilizan poco la imaginación, no se les deja ser creativos, y así pasa que, cuando salen de primaria, y aún más de secundaria, son menos creativos que cuando llegaron a la escuela”, relata.
Petra M. Pérez recuerda que el éxito escolar significa sacar buenas notas, y quienes las sacan son quienes se adaptan mucho al sistema educativo, quienes asimilan y repiten lo que les cuenta el profesor y siguen los patrones establecidos, arriesgando e innovando lo mínimo para no cometer errores ni hacer el ridículo. “Luego, en el ámbito profesional, se pide gente creativa, innovadora, emprendedora, que piense, que tenga ideas originales, que busque soluciones propias; y los alumnos de buenas notas no saben hacerlo porque, en la escuela, que es donde ellos eran buenos, les daban la solución que seguir y lo que primaba era hacer las cosas cómo les decían, de una única manera, sin pensar diferente”, alerta. [...]

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